La adicción está presente en la vida diaria. Para entender realmente el significado de adicción debemos recurrir al origen del término.
Adicción proviene del latín «addictus», palabra relacionada con la antigua Roma en la que vivía un personaje llamado «Addictus» que era conocido por gastar constantemente todo el dinero que poseía de maneras poco aconsejables. Ahorrar era imposible para él, la compra se había convertido en un comportamiento adictivo.
¿Qué es la drogadicción?
La drogadicción es considerada un tipo de adicción, según la RAE se describe como: «Sustancia que es introducida en el organismo vivo, por cualquier vía de administración, pudiendo modificar una o más funciones en el cuerpo, rendimiento físico o intelectual. Pudiendo llegar a producir un estado de «dependencia psicológica».
Según la definición anterior, se puede extraer que no solamente se consideran drogas las sustancias como los psicodislépticos (alucinantes, cannabis y drogas de síntesis), opiáceos y cocaína sino substancias conocidas y diarias como el alcohol y el tabaco.
Cómo se crea una adicción
La adicción es la consecuencia de que un hábito se repita continuamente provocando que el propio hábito se convierta en una adicción.
Esta acción se repite para aumentar el placer o disminuir el malestar por lo que el celebro traza un circuito que relaciona el realizar esa acción con sentirse mejor o mejorar el malestar. Este proceso que se constituye debido a la repetición se conoce como proceso de aprendizaje.
Como seres humanos, tenemos la fuerte capacidad de crear nuevos aprendizajes convirtiendo a nuestro cerebro en vulnerable.
Somos capaces de crear circuitos neuronales adictos a muchas cosas, algunas menos peligrosas y, otras como la drogadicción más destructiva. Aun así, cualquier tipo de adicción puede traer consecuencias muy graves y negativas de las que se tiene que ser consciente.
Los seres humanos interactuamos constantemente y reforzamos nuestros procesos de aprendizaje, hecho muy positivo.
El problema se crea cuando el aprendizaje se convierte en una adicción que define nuestra vida y crea dependencia de nuestro bienestar emocional, cognitivo y conductual.
La adicción
Las adicciones son una respuesta a la exposición a sustancias o comportamientos que proporcionan placer o alivio temporal de la tensión.
A medida que la persona continúa buscando y consumiendo la sustancia o realizando el comportamiento, el cerebro comienza a adaptarse a la presencia de estos estímulos y a depender de ellos para obtener recompensa y placer.
Cuando esta dependencia aumenta, la persona puede sentir una necesidad cada vez mayor de la sustancia o comportamiento y puede experimentar síntomas de abstinencia cuando deja de consumirlos. Esto puede llevar a un patrón de consumo compulsivo y a la aparición de una adicción.
Factores que contribuyen a la aparición de una adicción
Hay muchos factores que pueden contribuir a la aparición de una adicción, incluyendo:
La genética
Algunos genes pueden hacer que algunas personas sean más propensas a desarrollar adicciones que otras. Por lo que si, la genética puede desempeñar un papel en el desarrollo de una adicción.
Se ha encontrado que ciertos genes pueden aumentar el riesgo de desarrollar una adicción, aunque no es la única causa.
La genética puede afectar la forma en que el cerebro procesa ciertas sustancias y cómo reacciona a ellas, lo que puede influir en el riesgo de desarrollar una adicción.
También puede influir en la forma en que el cerebro procesa la recompensa y el placer, lo que puede afectar la forma en que una persona responde a ciertos estímulos y puede ser más propensa a buscar sustancias o comportamientos adictivos.
Es importante tener en cuenta que la genética no es la única causa de las adicciones. Otros factores, como el entorno y los factores psicológicos y emocionales, también pueden contribuir al desarrollo de una adicción.
Además, la genética es solo una parte del puzzle y no determina necesariamente el destino de una persona.
Muchas personas con un alto riesgo genético de desarrollar una adicción nunca experimentan una adicción, mientras que otras personas con un bajo riesgo genético pueden desarrollar una adicción.
En resumen, la genética puede desempeñar un papel en el desarrollo de una adicción, pero no es la única causa y no determina necesariamente el destino de una persona.
Factores ambientales:
el entorno en el que se crece y se vive puede afectar el riesgo de desarrollar una adicción. Por ejemplo, las personas que crecen en entornos estresantes o con poco apoyo social pueden ser más propensas a desarrollar adicciones.
Factores psicológicos y emocionales:
las personas que sufren de depresión, ansiedad o trastornos del ánimo pueden ser más propensas a desarrollar adicciones como una forma de lidiar con sus emociones.
Factores sociales: las presiones sociales y la disponibilidad de sustancias o comportamientos adictivos pueden aumentar el riesgo de desarrollar una adicción.
Factores de personalidad:
algunas personas pueden tener una mayor propensión a buscar nuevas experiencias o tener un mayor nivel de impulsividad, lo que puede aumentar el riesgo de desarrollar una adicción.
No se debe bajar la guardia con la adicción, no hay que permitir que ésta se apropie de parte de nuestra vida.
El control es fundamental, hay que saber decidir y encontrar, si hace falta con ayuda de profesionales, las herramientas necesarias para detectar un problema antes de que se convierta en una adicción grave y se necesite un tratamiento de adicciones para salir.
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